Emoción, sexo y amor ¿cómo se conectan?

04.04.2021
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Por: Laura Marcela Delgado

Hablar de amor, sexo y emoción puede resultar limitado para este concreto escrito, adentrarse a sus conceptos permite una mirada superficial pero comprensiva de estos fenómenos experimentados por los seres humanos. Si bien son temas abordados por diferentes ciencias como la biología, la psicología y campos del saber cómo la filosofía y hasta el arte; su conocimiento no termina de producirse, comprenderse o posibilitar una visión absoluta. Considerar el manejo de estos tres esbozos sin interacción absoluta sería entonces negarse al sentir, dado que somos seres sociales por naturaleza y es el otro quién connota lo que atribuimos al ser.

          Sin embargo, aunque biológicamente hombre y mujer tienen gran similitud, su interrelación verbal, códigos sociales, conductuales, la comunicación, espacio físico así como los valores, poseen ciertas diferencias desde su significado e instauración en los géneros. Lo anterior, tiene una marcada influencia en la manera en cómo cada uno/a dimensiona vive y/o experimenta el amor, la sexualidad y las emociones dado que existen distinciones entre sentimientos y pensamientos con respecto al constructo de lo que nombramos socialmente como amor romántico. Estas diferencias son marcadas por los contextos socioculturales, la familia como núcleo primario y las prácticas estereotipadas que fortalecen comportamientos distintivos para cada una de las partes (Barrios & Pinto, 2008). Aspectos como la resolución de problemas, la toma de decisiones, el afecto y la construcción de estos, se dan por aprendizajes sociales. No obstante, el carácter biológico del amor, la sexualidad y la emoción, tienen un impacto determinante y gradual para la vida de cualquier ser humano.

            El amor es concebido según Barrios y Pinto (2008) como el encuentro de dos seres completos, cuyo compartir se instaura en la toma de decisiones consciente, efectúan una unidad que no busca la fusión sino la autonomía compartida. Los componentes del amor constituyen la intimidad, la pasión y el compromiso. Cada esfera y su combinación disponen distintas geometrías triangulares. Dichas geometrías, permiten determinar la interacción entre parejas sexo-afectivas y la predicción de su equilibrio y estabilidad de acuerdo con componentes como la calidad y la cantidad que estos presenten (Sternberg, 1998). A su vez, el amor puede ser definido como un proceso asociado al instinto primario que iguala la necesidad de agua y alimento. Es un instinto cuya activación de circuitos cerebrales está relacionada con la herencia evolutiva para asegurar la descendencia. El amor es tan primitivo que diversos estudios han descubierto que aves y mamíferos presentaban comportamientos asociados a las caricias y lametones, desde mucho antes de existir la especie humana. Si bien existe una variada posibilidad de elegir pareja en la actualidad, la bioquímica cerebral y su activación es la que finalmente "decide" cual individuo es apto para ello (Alemar psicólogos, 2013).

          Diversos estudios han ampliado la idea de lo que se concibe como amor, su estructura se establece por componentes bioquímicos, conductuales y motivacionales (Castillo-Quan, 2015 & Maureira, 2011). Desde la concepción biologisista del amor, químicos como la oxitocina (actúa en los centro de placer), la serotonina (su decremento conlleva a la obsesión hacia el ser amado), la norepinefrina (incrementa los estímulos experimentados y que son recordados en la posteridad), la dopamina (encargada de ver a la pareja como única e irremplazable, genera pérdida del apetito) y la vasopresina (encargada de la prolongación del vínculo), participan como compuestos naturales del amor. Si de caracteristicas biológicas se trata, el sistema nervioso posee la "comprensión" del amor, pero sería ambicioso soportarlo solo en esto, dado que nuestra condición de seres sociales tiene una fuerte influencia cobrando gran relevancia en dicha comprensión. Maureira (2011) afirma que el amor no está directamente relacionado con las emociones sino con la motivación lo que ubica al amor desde su enfoque biológico como la necesidad fisiológica y que genera placer, cuya relación neural se da a través del sistema de recompensa, el cual es influido por la motivación y la emoción.

          Ahora bien, hablar de emoción es aludir a su aspecto adaptativo, si bien la emoción de miedo permite la huida en situaciones de peligro, la alegría, saltar de euforia o la ira buscar la defensa ante algún ataque, estas están premeditadas por estímulos, es decir, muchas veces el peligro no es latente y/o la necesidad de enfado que el cuerpo manifiesta no implica una defensa realmente que exponga la vida. Lo anterior, no busca cuestionar las emociones sino más bien conocer su actividad funcional para con el amor y la conducta como medio manifestó de las mismas, lo que permite un acercamiento al conocimiento de su función. Las emociones surgen a través de ventanas sensoriales establecidas en el cerebro, las cuales sirven para alertar, motivar y permitir la conducta. Dichas emociones, originan una respuesta química, fisiológica de acuerdo con cada emoción cuyo lenguaje corporal motor y/o verbal se pone de manifiesto (Teruel, 2013).

          De acuerdo con lo anterior, y aunque el enamoramiento limita la razón, distorsiona la realidad y nubla la consciencia, Algunos estudios abordan el amor racional con prácticas cognitivas que permitan la relación entre razón y emoción (Parra, 2016). Entonces, si el amor está permeado por procesos biológicos naturales que controlan su condición y que a su vez son influenciadas por el ambiente en el cual se desarrolla cada persona, ¿qué función cumple la conducta sexual con respecto a estos dos constructos, amor y emoción? Romi (2009), en su estudio acerca de las bases neurobiológicas de la conducta sexual, afirma que desde un enfoque neuropsicológico, el comportamiento sexual antela diversas conductas que se estipulan por la interacción entre individuos. Las actitudes, la comunicación, los movimientos, aspectos sensoriales como el tacto, el olfato, la audición, Suscitan la activación de redes nerviosas y el flujo de neurotransmisores que a través de procesos eferentes y aferentes configuran el comportamiento sexual individual y colectivo; generando dicha respuesta.

          El sexo, al igual que el amor, tiene origen cultural, es decir, en la manera en la cual este se manifiesta, se presenta o se emite. Factores individuales también influyen en la conducta sexual, variables personales, sociales y ambientales tienen un gran impacto en lo que al sexo se refiere (Bermúdez, Buela-Casal, Castro, Madrid, &, 2011); aunque los canales cerebrales que influyen en el amor y en el sexo varían, es factible que mediante la conducta sexual se segreguen sustancias bioquímicas asociadas con el amor como la vasopresina, oxitocina, dopamina etc (Amuchástegui & Rodríguez, 2005), para el caso de la oxitocina, su incremento inhibe los impulsos hacia los lóbulos frontales los cuales procesan el juicio crítico, lo que genera cierta limitante para razonar o distinguir entre el "bien y el mal". Esta hormona decrementa la capacidad para reconocer defectos en el ser amado, por consiguiente se puede nombrar como la hormona de la idealización, lo anterior, confirma que el amor es una especie de "intoxicación y adicción" cuando se efectúa el conjunto bioquímico (Hernández, 2012) abordado en el presente artículo.

          Finalmente, racionalizar la emoción no consiste en pensarla en sí misma, dado su carácter fisiológico latente, sino que es a través de su comprensión que puedan establecerse procesos causales como los mencionados anteriormente, es decir, aspectos como las creencias pueden sesgar la información establecida por el ambiente (Parra, 2016), así, es importante reconocer en qué momento se está siendo abordado por procesos naturales que finalmente no estarán presentes de forma permanente, como son los sentimientos y los procesos fisiológicos que estos conllevan, en este caso asociadas al amor y la conducta sexual. En aspectos como el sexo, saber su funcionamiento biológico también permite comprender características de adecuación y/o manejo de las conductas que este acarrea. Así, no es posible desconocer el carácter biológico, ambiental, social e interactivo de los constructos planteados a lo largo de este artículo. Abordar el funcionamiento del amor, las emociones y el sexo permite entenderlas. No obstante aunque la naturaleza biológica no se pueda evitar, es importante tener en cuenta que factores como el ambiente y las relaciones interpersonales son sensibles de ser modificadas, y su interacción no debe asumirse como forma absoluta; la implementación de nuevos aprendizajes puede permitir nuevas formas de compresión, interacción y hasta vivencias de estas esferas tan importantes para los seres humanos, al igual que, saber que hombres y mujeres median de forma distinta dichas esferas biológico-sociales.

Video recomendado: La química del amor - Redes (click en el enlace).

Laura Marcela Delgado
Psicóloga

Referencias:

Alemar psicólogos. (2013). La química del amor (Redes). https://www.youtube.com/watch?v=6jN47ZTgBCc&t=258s

Amuchástegui, A., & Rodríguez, Y. (2005). La sexualidad ¿invención histórica? accesado, 8(05), 2012. https://www.multimedia.pueg.unam.mx/lecturas_formacion/sexualidades/modulo_2/sesion_1/basica/Ana_Amuchastegui_La_sexualidad_invencion_historica.pdf

Barrios, A., & Pinto, B. (2008). El concepto de amor en la pareja. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP, 6(2), 21-41. https://www.scielo.org.bo/pdf/rap/v6n2/v6n2a2.pdf

Castillo-Quan, J. I. (2015). El Amor no es del Corazón, sino del Cerebro: la Química del Amor entre Ellas y Ellos.https://www.neuromexico.org/2015/02/14/el-amor-de-no-es-del-corazon-sino-del-cerebro-la-quimica-del-amor-entre-ellas-y-ellos/

Castro, Á., Bermúdez, M., Madrid, J., & Buela-Casal, G. (2011). Variables psicosociales que influyen en el debut sexual de adolescentes en España. Artículos desde 2007 hasta 2013. Desde 2020 visítenos en https://revistalatinoamericanadepsicologia. konradlorenz. edu. co/, 43(1), 83-94.

Hernández, G, P. (2012). Bioquímica del amor. Ciencia Uanl, (57), 114-120. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3835412.pdf

Maureira, F. (2011). Neurobiología del amor romántico y la fidelidad. Psiquiatría Universitaria, 7(1), 59-68. https://www.researchgate.net/profile/Fernando-Maureira-Cid/publication/271328315_Neurobiologia_del_amor_romantico_y_la_fidelidad/links/54c57e170cf256ed5a9b2588/Neurobiologia-del-amor-romantico-y-la-fidelidad.pdf

Parra, J. C. V. (2016). La racionalidad del amor.: Un análisis desde la teoría elsteriana de la racionalidad de las emociones. CIENCIA ergo-sum, 23(3), 198-204. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5713915

Romi, J. C. (2009). Bases neurobiológicas de la conducta sexual. Publicado en la Revista de Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis de la AAP, 12. https://www.academia.edu/download/62005766/Bases_neurobiologicas_de_la_conducta_sexual20200205-55719-1b9wnlz.pdf

Teruel, F. M. (2013). ¿Qué es una emoción? Arbor, 189(759), 004. https://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/1543

Serrano Martínez, G., & Carreño Fernández, M. (1993). La teoría de Sternberg sobre el amor. Análisis empírico. https://minerva.usc.es/xmlui/handle/10347/19150 

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