Evitación + ambivalencia = inseguridad perpetua, una realidad de las relaciones de pareja

12.04.2021

Nuestra cultura occidental sufre todo tipo de males a nivel de creencias, estilos de crianza, y hasta en el afianzamiento de nuestras relaciones de pareja, por eso, quiero compartir una reflexión sobre los estilos de apego, que suelen presentarse con más frecuencia en nuestra actual sociedad y que, a su vez, generan internamente jardines de laberintos bifurcados, que nos llevan a caminos donde, cada vez es menos posible la existencia de algún tipo de confianza hacia nuestros semejantes.

          La teoría del apego fue creada y validada, tanto teóricamente como experimentalmente por dos doctos, John Bowlby (1969; 1979; 1980) y Mary Ainsworth (1978). Esta teoría da cuenta de la necesidad intrínseca humana para formar vínculos hacia los cuales se pueda recurrir en momentos de sufrimiento o estrés; y que, a su vez, éste se pueda extender en diversas formas de expresar emociones de enfado, angustia, y depresión al sentir una separación o pérdida real o imaginaria (Bowlby, 1980). Todos nacemos con un sistema de apego para responder a la necesidad universal y primaria de formar vínculos afectivos intensos, estables y duraderos. Que nos permite, poder contar, con la proximidad de otro ser humano (percibido como predilecto, más capaz, competente y protector), en circunstancias de peligro y/o en las que se experimentan sensaciones de miedo o angustia, que se convierten en una necesidad mucho más básica y prioritaria, que la misma necesidad de alimentarnos. Los autores mencionados anteriormente fueron los encargados de develar los diversos estilos de apego que se desarrollan desde la infancia, y que posiblemente perdurarán hasta el último día de nuestras vidas.

          A su vez, estos patrones se dividen en tres categorías generales entre ellas apego seguro (B), evitativo (A), ambivalente (C), y unos años más tarde Main y Salomon (1986) establecieron una cuarta categoría, denominada como apego desorganizado (D). El estilo de apego se dictamina, debido al estilo crianza y la relación afectiva que las figuras de apego (padres o cuidadores), hayan tenido con el niño. Estos a su vez, son los encargados de reproducir el estilo de apego que pueden ser los que anteriormente fueron mencionados. Los estilos de apego que son adquiridos en la infancia son los encargados de determinar cómo, va a llegar el individuo a gestionar sus relaciones interpersonales futuras. 

          Estadísticamente los estilos de apego más recreados en las relaciones de pareja actuales son los estilos de apego evitativo (A) y el ansioso ambivalente (C) en este orden de ideas, quiero comenzar explicando las conductas y comportamientos de cada uno de estos estilos. Principalmente, los individuos que poseen estilo de apego evitativo (A), son aquellos que se caracterizan por ser personas autosuficientes, que les restan importancia a las relaciones afectivas, mostrando dificultad en manejar los niveles de compromiso y confianza que son fundamentales en una relación de pareja. Les cuesta ser asertivos en su comunicación; su mecanismo defensivo predilecto es la evitación, porque perciben que es la opción más acertada para afrontar las situaciones, que les puede implicar un cambio significativo, este estilo se presenta más en hombres que en mujeres, lo que afirma que es posible que las conductas de evitación en los hombres sean especialmente desagradables para las mujeres, lo que se traduce en constantes quejas y conflictos que directamente afectan la calidad percibida de la relación para el hombre, lo que lleva a la creación de concepciones que generalizan comportamientos extravagantes, intensos, y molestos sobre las conductas femeninas a la hora de afrontar una relación de pareja; las personas con un estilo de apego evitativo se les dificulta mantener relaciones interpersonales duraderas, debido a que no logran manejar los niveles de intimidad necesarios, lo que genera una lejanía afectiva que les impide comprometerse plenamente y, este tipo de conductas llevan a la transformación prematura e insegura de un trastorno de la personalidad narcisista, el cual utiliza al el otro únicamente como objeto placentero.


          Por el lado del género femenino, predomina el patrón de apego ansioso-ambivalente (C), son personas que tienden a experimentar una intensa sensación de abandono y desconfianza con su pareja, manifestando constantemente una búsqueda de afecto e intimidad caracterizadas por la inseguridad, reportan relaciones caracterizadas por excesivos celos, atracción sexual extrema, donde se da un desbordamiento obsesivo por el otro, tanto así que llegan a dar todo de sí mismos para complacer los deseos de su pareja, a raíz de estos comportamientos nace la ambivalencia permanente en la relación, que se caracteriza por conductas de evitación que llevan a deformar la representación de su compañero sentimental, lo cual lleva a la disertación de la relación actual, solamente, porque no soportan a una pareja que no esté preparada para devolver la misma intensidad obsesiva con la que ellos tratan a sus parejas. Luego estás personas manifiestan, que para volver a sentir esa misma obsesión que sintieron en determinado momento por esa persona y, ejecutan el mecanismo de sublimación, que se representa en el acto de buscar a otra pareja, lo peor del caso es que omiten cualquier proceso de duelo, con el objetivo de simular una "seguridad interna" que a largo plazo se deforma, y termina siendo un detonante para el desarrollo de un trastorno de la personalidad dependiente. 

         Con las anteriores descripciones de los estilos de apego evitativo (A) y apego ansioso-ambivalente (C), puedo adentrarme a las siguientes reflexiones sobre la actual sociedad en la que vivimos. Donde la conjugación principal de estilos se da con los mencionados anteriormente, lo cual se convierte en un virus más peligroso que el mismo COVID-19, porque es la descripción perfecta del capitalismo salvaje, que lo que quiere es llevar al ser humano a una autodestrucción más atroz que la misma muerte biológica ¿Por qué es más atroz? porque no hay peor penumbra que la inseguridad y la soledad interior.

          Lo que me lleva a determinar, que mientras más te eviten, más quieres estar ahí en la inseguridad, y en el otro caso, mientras más cariño te demuestren, menos ganas te van a dar de estar ahí, porque no confías tanto en una persona que pueda estar acompañándote sin pedir nada a cambio. Así, puedo decir que los habitantes de este mundo moderno e inquieto, le tienen un miedo azaroso a los compromisos, a los procesos y, a la conformación de equipos con sus parejas, simple y llanamente por la deformación y elección de álter-egos cubiertos de miedo.

        Actualmente, vivimos extenuados por la inmediatez de adquirir un "bienestar emocional, económico, y social", donde pensamos que la única manera de conseguir ese "bienestar", es corriendo por las maratónicas metas del consumismo, que difícilmente vamos a cumplir y, que si las cumplimos nos hacen sentir cada vez más incompletos de lo que nos sentíamos antes de comenzar a correr en esas maratones. Esto me lleva a definir, que evitación + ambivalencia nos dará como resultado inseguridad perpetua; y el llamado que quiero hacerles es a identificar nuestros propios patrones y estilos de apego, para esforzarnos y huirle al miedo de la soledad mental.

        La única meta que debemos cumplir es desarrollar, tanto en nuestras relaciones como individualmente, estilos de apego seguros, que son los causantes, de hacernos sentir una mayor satisfacción en nuestras relaciones íntimas que a la vez, nos llevarán a mostrar más confianza para dar y recibir apoyo de los demás. También nos ayudará a potenciar la habilidad de afrontar con más valía la resolución de nuestros problemas cotidianos, logrando así un mayor disfrute de nuestras relaciones interpersonales, que según investigaciones (Guzmán, y Contreras, 2012; Medina, Rivera, y Aguasvivas, 2017), las personas que poseen un estilo de apego seguro, reportan relaciones más felices, amistosas y de óptima confianza, teniendo estás una mayor duración en los ámbitos familiares, de pareja, y el no menos importante nuestro mundo interno.

Jey Sebastián Jiménez Tabares
Psicólogo

Referencias

Bowlby, J. (1969). Attachment and loss, vol.1: Attachment. Basic Books.

Bowlby, J. (1979). Attachment and loss, vol.2: Separation. Basic Books.

Bowlby, J. (1983). Attachment and loss, vol.3: Loss, sadness and depression. Basic Books.

Ainsworth, M., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of attachment: A psychological study of the strange situation. Hillsdalle: Erlbaum.

Main, M., & Solomon, J. (1986). Discovery of a new, insecure-disorganized/disoriented attachment pattern in T. Brazelton & M. Yogman (Eds), Affective development in infancy (pp. 95-124). Norwood.

Medina, C., Rivera, L., y Aguasvivas, J. (2017). El apego adulto y la calidad percibida de las relaciones de pareja: Evidencias a partir de una población adulta joven. Salud & Sociedad, 7(3), 306-318. https://doi.org/10.22199/S07187475.2016.0003.00005

Guzmán, M., & Contreras, P. (2012). Estilos de Apego en Relaciones de Pareja y su Asociación con la Satisfacción Marital. Psykhe (Santiago), 21(1), 69-82. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22282012000100005

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